Orquídeas anidando colibríes y una mariposa es un hermoso óleo sobre lienzo creado por el paisajista Martin Johnson Heade. Dos motivos importantes en la obra de Heade, el colibrí y las orquídeas , se representaron con una visión casi científica, ya que el artista pretendía representar con precisión cada detalle de las plantas y las aves. Aún así, el tratamiento atmosférico, el uso de los colores, la composición y la combinación del paisaje con la naturaleza muerta son rasgos únicos de la obra del artista estadounidense . La pintura evoca un estado de ánimo calmante y contemplativo, presentando la naturaleza de forma armoniosa.

Nacido en el estado de Pensilvania , Martin Johnson Heade nunca tuvo una educación artística formal. Sus primeras conferencias fueron a través de dos artistas folclóricos locales. Para complementar sus estudios, pasó dos años en Roma pintando y perfeccionando su estilo. Regresó a EE.UU. y debutó en el circuito profesional con un retrato . Buscando un mejor ambiente laboral, se mudó a Nueva York . Allí trabajó en el mismo edificio que algunos de los artistas de la Escuela del Río Hudson , lo que lo inspiró a centrarse en los paisajes. La influencia clave de Heade, quien también se convirtió en un conocido cercano, fue Frederic Edwin Church . El estilo de Church, que estaba profundamente preocupado por la representación de los cambios estacionales y el efecto de la iluminación, se conoció como Luminismo, un principio estético que muchos pintores compartían comúnmente en el círculo de Nueva York.

La fascinación de Martin Johnson por los colibríes es uno de los rasgos distintivos de su obra. En 1863 y 1864, el pintor viajó a Brasil para observar de cerca las distintas especies. El artista quedó conmovido por los escenarios brasileños, especialmente su flora y fauna. Creó muchos bocetos y obras a pequeña escala mientras estuvo allí. Se realizaron más de cuarenta y cinco obras sobre papel y lienzo sobre el tema con la esperanza de publicar un libro de ilustraciones llamado Las gemas de Brasil. Lamentablemente, el proyecto no llegó a concretarse.

Como es habitual en las pinturas de Martin Johnson Heade, el fondo presenta una luz luminosa en distintos grados, captando el efecto de las nubes. El cielo se ve en dos pequeños puntos de color azul claro, mientras las nubes van del blanco al gris oscuro, dando la sensación de que podría llover. En los bordes del cuadro, el espectador puede ver la vegetación alejada de la escena principal en el centro de la composición. Los árboles están pintados en su habitual verde más cálido, con multitud de tonos para dar textura y volumen a hojas y ramas. Los colores más vibrantes están en los sujetos, el rosa claro de las orquídeas y el amarillo intenso del colibrí. En una imagen llena de detalles, el pintor creó una obra de arte armoniosa a través de su uso magistral del color y la gradación.